CON EL PASO DE LOS AÑOS, NUESTROS CUERPOS CAMBIAN DE VARIAS MANERAS.
Uno de los efectos secundarios más comunes del envejecimiento es la disminución de la producción de hormonas. Esto lleva a la menopausia, una parte natural del ciclo reproductivo de la mujer, pero también incómoda.
Las mujeres que atraviesan la menopausia a menudo:
Experimentan fluctuaciones de temperatura frecuentes (¡sofocos!), Aumento de peso (probablemente debido al predominio de estrógenos, ya que el estrógeno es un almacenador de grasa), Estrés y ansiedad adicionales (problemas de cortisol y fatiga adrenal), y Dificultades para dormir y permanecer dormidas (la pérdida de progesterona comienza alrededor de los 35 años y, a menudo, antes; la principal función de la progesterona es proporcionar un sueño saludable).
¿Te suena familiar?
A medida que los niveles de hormonas disminuyen, también lo hacen nuestras capacidades físicas y mentales. Perdemos nuestra energía, vitalidad, fuerza, físico y salud.
Incluso gran parte del deterioro que se observa en el proceso de envejecimiento normal, como la osteoporosis, la enfermedad arterial coronaria, los trastornos del ánimo y la disminución de sociabilidad, puede atribuirse a la pérdida de hormonas.
Al restaurar estas hormonas a sus niveles juveniles, es posible recuperar nuestro entusiasmo y energía, así como fortalecer nuestros cuerpos y mentes. Podemos mejorar y revertir muchos de los síntomas y signos que hemos llegado a asociar con el envejecimiento. También podemos recuperar nuestra resiliencia juvenil, que nos protege de los factores estresantes de la vida diaria. Si deseas saber si la terapia de reemplazo hormonal es adecuada para ti, llámanos hoy mismo al (877) 268-8346 o contáctanos.